lunes, 20 de diciembre de 2010

De Sol a Sol

Domingo 18 de diciembre, 7:05 de la mañana.
Me despierta un mensaje en el móvil en el que el Líder dice que
sigue durmiendo y que no va. Fuera se oye llover.
Primer pensamiento ¡A seguir durmiendo!
El siguiente pensamiento “Avisa al resto de que tú tampoco vas no vaya a ser que decidan esperarte” dicho y hecho, mando mensajes a los móviles que tengo diciendo que tampoco voy.
Siguiente pensamiento tras intentar, infructuosamente, dormirme de nuevo es:
“En Accuweather decía que iba a llover hasta eso de las 8 y luego nada”“, ¿Para eso te fuiste a las 12 menos cuarto de la fiesta ayer?¿Para dormir?”
“A las 9 miro y como haga bueno me voy, por lo menos hasta Morata y vuelta”

En esto miro el móvil y veo el mensaje de un valiente, Diego “ Yo sí voy, va a hacer bueno” Miro el reloj, son las 8, no llego.
Rápidamente decido, mando un mensaje a Diego diciendo que voy y que luego les llamo (pensaba que no estaría sólo) y a eso de las 8:20 le llamo y oigo en directo cómo llega Javier sin bici y quedo con Diego en Legazpi a las 9:45, desde el portal de casa. Fuera chispea.
Voy hasta Legazpi, vale, no chispea, llueve flojo pero llueve. No importa decidimos que salimos, y ya veremos lo que hacemos. Enfilamos el camino hacia el segundo paraíso y veo la espalda de Diego, imagino que la mía debe dar un asquete semejante y Diego me lo confirma.
¿Si ya estamos mojados y sucios qué sentido tiene darnos la vuelta?

Nuestro arrojo recibe recompensa, tal y como estaba anunciado deja de llover y ya no volverá a hacerlo en toda la ruta.
Antes de salir del parque llamamos a Juan que había quedado en hablar con Antonio, pero como Antonio no está pensamos que igual ha venido y no tiene forma de encontrarnos. Móvil apagado, pues para adelante.

Decidimos seguir la senda de Roberto y, aunque caiga algún km más decidimos ir por la carretera hasta el pie de la Marañosa.
No hemos recorrido 20km cuando se confirman los temores de Diego, sus cubiertas están en las últimas y ha pinchado la rueda delantera. Paramos en una rotonda con mucho arcén y a cambiar cámara. No importa, hay deshollinadores con las manos más limpias que las nuestras pero no importa.
Diego monta su cámara, yo empiezo a darle aire y empiezo a oír un shhhhhhhhh inquietante, la rueda no coge presión, “¿Has repasado bien la cubierta?” “Sí, estoy seguro”. Desmontamos otra vez y la cámara está rajada junto a la válvula.

1ª Lección: Revisa las cámaras de repuesto además de la presión de las ruedas.
2ª Lección: No es buena idea estirar esas cubiertas, igual para una salida normal sí, pero para un brevet o similar mejor cámbialas.
3ª Lección: Llevar una segunda cámara de recambio tampoco es tanto peso y puede venir muy bien.

No pasa nada, yo llevo cámara de repuesto (una) y con ella reparamos la rueda para seguir. Otra vez en marcha, Marañosa arriba con buen humor y sin forzar, me acuerdo de Edu y procuro llevar una cadencia alegre, vamos bien. Nos cruzamos con dos ciclistas con MTB, por ahora somos los únicos con ruedas finas. Al primero le grito “Valiente” y Diego me hace ver que, en realidad es un autoelogio. Lo es.
Al llegar a San Martín buscamos la carretera de Ciempozuelos por intuición y acertamos, la mañana nos sonríe, sigue sin llover aunque el suelo está mojado y no es bueno ponerse a rueda porque sirve para conseguir el mismo aspecto repugnante por delante que por detrás.

4ª lección: Un guardabarros trasero tampoco es mala idea

Cruzamos Ciempozuelos sin novedad, circulando en paralelo con coches que nos respetan y adelantan cuidadosamente, sigue sin llover, Odín está de nuestra parte. ¡Cómo se van a arrepentir los que se han quedado!...

Decidimos tortillear en Titulcia. Podemos elegir la vía de servicio que pasa por el puente antiguo o la carretera que llevamos. Elegimos la vía de servicio y vemos en un cartel que está cortada Diego da la vuelta, yo detrás, inclino la bici a 3km/h, el suelo está mojado,... al suelo. Una de esas caídas en las que lo que duele es el orgullo, ¡Qué más da un poco más de barro!
En la siguiente rotonda pasamos un “Control de verificación de alcoholemia” parece que se presupone que uno va borracho, no nos paran, nos saludan.
Paramos a tortillear en el Kiosco Toskano. Tortilla nefasta, le damos un piñón porque está caliente que sube a 1,5 no por sus méritos sino porque una parroquiana muy amable nos regala unas pastas.
No sé si damos lástima con nuestro aspecto o ofrecemos una imagen tan épica que somos dignos de premio. Pagamos y seguimos, no mucho, porque a la entrada de Villaconejos me doy cuenta de que he pinchado la trasera, mis cubiertas también piden cambio pero tengo excusa, he comprado el repuesto en UK y están de camino, Paramos y parcheamos la cámara, hinchamos y parece que va bien. Mientras reparamos pasan otros dos en bici de carretera pero van limpios deben acabar de salir y el suelo ya está bastante seco.

Continuamos, preguntando, hacia Colmenar de Oreja allí llegamos enfrentando una subida al 7% que nos hace entrar definitivamente en calor y que hacemos bastante dignamente, la verdad es que vamos bastante bien. De allí a Villamanrique circulamos primero en subida y luego en bajada por una carretera de ensueño, con asfalto nuevo y paisajes preciosos, el asfalto está mojado y eso hace que la bajada no sea perfecta, pero anda cerca.

De Villamanrique, tiramos hacia Villarejo de Salvanés por una carretera con algo más de tráfico en subida pero que no era para tanto, entre lo que había puesto Luis en el correo y lo que recordaba Diego yo iba preparado para un rato de esfuerzo pero se sube bastante cómodo y Diego me da a probar el dulce de guayaba, ya había oído hablar de él, pero está buenísimo

Pues bien en esta subida empiezo a notar una sensación extraña en el pie izquierdo al pedalear miro y ¡Horror! La biela izquierda tiene bastante holgura.
Rápidamente paramos y tratamos de arreglarlo, es el sistema Hollowtech de Shimano y parece que con la llave Allen y la llave del portal de casa que sustituye aceptablemente a la especifica para apretar la pieza que coloca la biela bien en el eje lo podemos arreglar pero pronto nos damos cuenta de que esa pieza, de plástico parece que tiene la rosca pasada. Apretamos los tornillos allen como podemos y continuamos, en unos metros, se vuelve a aflojar, volvemos a apretar y decido continuar con desarrollos muy suaves y sin ponerme de pie para no forzar la biela. Parece que funciona. Y así tranquilamente y aprovechando que quedaba poca subida nos plantamos en Villarejo donde decidimos saltarnos Carabaña preocupados por mi biela Preguntamos a unos paisanos cómo ir a Tielmes y hasta allí llegamos por otra carretera de ensueño, con el asfalto un poco roto pero estrecha y sin un alma entre olivos y vides.

A eso de las 14:15 llegamos al Hotel molino de Cantarranas, junto a la vía verde y justo al llegar mi biela vuelve a aflojarse. Da igual, decidimos comer y mirarla luego, hasta allí llevamos 106 km y yo me encuentro muy fresco, la clave va a estar en los desarrollos suaves que he llevado en parte por los consejos de Edu y en parte por el precario estado de la biela.

En la Cafetería nos preparan, muy amablemente un plato combinado con lomo de cerdo patatas y un huevo frito con un pan recién hecho que nos sienta de maravilla, esto acompañado de cerveza y café nos deja en disposición de acabar la ruta. Además por teléfono nos dicen que en Madrid hay un sol radiante y la verdad es que se ve clarear bastante en dirección a Madrid. Antes de salir el camarero, al que habíamos contado que llevábamos 100km y nos quedan 60 nos pregunta, casi afirma, que si vamos en bici de montaña (tal era la pinta que llevábamos, cubiertos de barro) le decimos que no, que venimos con bicis de carretera y nos regala la perla del día: “mucho mejor, más bonito. Yo siempre he pensado, sin ofender a nadie, que la bici de montaña es para borricos”... Ahí queda eso.

Volvemos a apretar la Biela y emprendemos la marcha, paramos, volvemos a apretar, paramos, volvemos a apretar y llega el momento en que la biela se suelta y se queda enganchada a mi pie. Fin de la aventura, hay que saber retirarse. Pretendo llegar pedaleando con la pierna derecha a Morata y usar allí el comodín de la llamada pero Diego, que tiene más juicio que yo, me convence para que desande lo poco que habíamos hecho desde el hotel y me dice que él continúa hasta Arganda, que sólo ya no tiene gracia pero parece que luego cambió de idea. Bravo por el único miembro del Pakefte que completó la hazaña.

A mí me recogieron en una media hora y encajé el abandono con sorprendente positividad teniendo en cuenta que me veía en perfectas condiciones para afrontar los 60km que nos quedaban.

5ª Lección: Hay que revisar y comprobar TODO en la bici antes de salir
6ª Lección: Hay que saber cuándo hay que abandonar y hacerlo con la cabeza bien alta
7ª Lección: Siempre hay un margen de circunstancias imprevisibles que hay que saber encajar


En resumen la experiencia, a pesar de las incidencias, ha sido muy buena y al menos uno ha acabado la ruta. El año que viene la termino seguro.