El invierno regresó y hubo que desempolvar la ropa larga, que yo ya
había subido a la parte alta del armario. Nos reunimos Jesús, Buje y
yo mismo en Locademia a las 7:30 h para hacer puertos. La ruta fue
muy agradable, con visos de buen tiempo al principio. No sabíamos si
hacer el bucle completo Canencia-Morcuera por Rascafría o acortarlo
en alguna medida. Las nubes que se cernían sobre la sierra al llegar
a Canencia nos hicieron decidirnos por la versión conservadora,
volviendo sobre nuestros pasos para subir Morcuera también por la
cara sur.
La nieve se acumulaba en la cuneta y en los pretiles, de forma
creciente con la altura. Parecía invierno crudo, sobre todo en la
bajada. Nos quedamos bastante fríos y decidimos seguir hasta
Guadalix, Hostal El Junco, donde tomamos un pincho de tortilla que
se acercaba a los 3 piñones de valoración. Yo le daría 2,75. Pero sólo quedaba uno
de formato estándar. La opción alternativa eran pinchos de tortilla
con chorizo. Mis compañeros me cedieron amablemente el pincho
genunino, sensibilizados por la lastimera descripción de mis
problemas gástricos, hernia de hiato, divertículo esofágico y demás,
que me llevan a evitar comidas que puedan repetirse.
Volvimos por el Cerro y el carril bici, en pelotón compacto y buena
charla. Cayeron algunas gotas dispersas, como premonición de lo que
iba a ser la tarde en Madrid, pero no se arrancó a llover. Llegamos
con algunos kilómetros menos de los previstos (En mi caso,
exactamente 144,5 kms), pero muy bien de hora, para hacer méritos en
casa, y con una media discreta, ni buena ni mala, en torno a 21
km/h. Sin cansancio.
Justo cuando entraba por la puerta de mi casa se empezaba a servir
la paella. Just in time. Sin amonestación alguna, listo y dispuesto
para la brevet de 400 del próximo sábado en Algete.
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