jueves, 26 de junio de 2014

Brevet 400 km - Yepes



Viernes 13 de Junio de 2014, 22 h. A esa hora teníamos una cita en la Plaza Mayor de Yepes, de donde partiría esta brevet, para mí inédita. Hace sólo unas semanas había venido al mismo sitio para realizar la de 300 km, que había recorrido el Oeste de la región, rodeando el parque nacional de Cabañeros. En esta ocasión tomaríamos rumbo al Este, camino de Cuenca, para girar después hacia el norte, hacia el valle del Tajuña en la provincia de Guadalajara, cruzando un trozo de Madrid para volver de nuevo a Yepes, en la provincia de Toledo.

La distancia de 400 km, según algunos, es la más dura de la larga distancia, porque se suele hacer sin parada para dormir. Hay quien prefiere empezar temprano, mientras que a otros les gusta más salir por la noche y avanzar el camino con el frescor de la madrugada. Yo todavía no tengo claro cuál de las dos alternativas es mejor.

Nos dimos cita apenas una quincena de ciclistas, y aunque no lo comentamos a la salida, todos teníamos claro que convenía rodar agrupados, al menos durante la noche, y después del desayuno cada uno cogería su tren. El Pakefte estuvo representado por Agustín y un servidor, José, y decidimos que intentaríamos hacerla juntos aunque pensábamos dejar que el grupo se marchara por delante al amanecer.

El plan se cumplió bastante a rajatabla. Sellamos en Tarancón después de la medianoche, en un bar de copas donde los clientes habían estado viendo el partido de fútbol de la selección española, primera debacle del campeonato del mundo. El ambiente era de tristeza y desolación. Al vernos llegar vestidos de ciclistas, con luces y reflectantes, causamos sensación entre la clientela. Algunos se quedaron bastante sorprendidos al conocer nuestros planes.

La ruta nocturna continuó bajo una luna preciosa y un viento en contra que se fue incrementando a medida que nos acercábamos a Cuenca, al paso por el alto de Cabrejas. Llegamos a Cuenca a una hora en que todo estaba cerrado.


La subida de vuelta al alto de Cabrejas fue un suplicio para mí. Me empecé a sentir justo de fuerzas, destemplado por el frío del amanecer, y me quedé el último. La parada técnica para abrigarme en el alto me dejó definitivamente rezagado. Agustín se quedó conmigo en el descenso, y unos kilómetros más tarde alcanzamos a Ivan, el ciclista de Azuqueca. Así formamos un terceto bastante bien avenido. Redujimos un poco nuestra velocidad de crucero para ir haciendo acopio de fuerzas, consensuando la renuncia a alcanzar al grupo delantero hasta Meta.

Sin embargo, al llegar a Huete encontramos de nuevo al grupo, parado en la carretera de entrada, porque la mayoría quería desayunar pero no parecía que hubiera ningún sitio abierto. Eran las 7 de la mañana. Nos dijeron que dos de los ciclistas, que eran los que más habían ido tirando del grupo, se habían ido por delante, por lo que se tomarían el resto de la ruta más tranquilos. Estábamos más o menos a mitad de camino. Nosotros les dijimos que, aun así, preferíamos ir tranquilamente por detrás. Fueron a desayunar al centro del pueblo, pero nosotros tres nos quedamos en una cafetería de las afueras. Hicimos una parada bastante larga y relajada, ya convencidos de que iríamos a nuestro ritmo. 

El desayuno me sentó muy bien. El sueño, que me había castigado en los kilómetros previos, desapareció por completo, y las fuerzas regresaron a mis piernas. Con energías renovadas, Iván, Agustín y yo emprendimos camino hacia el norte. En ese momento no sabíamos dónde estaba el resto de la grupeta, pero unos 20 kilómetros más tarde, lo que quedaba de ella apareció por detrás y nos alcanzó. De nuevo éramos una decena de ciclistas pedaleando juntos, camino de Pastrana. Habían tenido mala suerte con el desayuno. A diferencia de nuestra cafetería, donde nosotros habíamos tomado unas ricas tostadas, la del centro del pueblo sólo tenía bollería industrial bastante pobre. En Pastrana paramos para hacer un segundo desayuno y realizar típicas actividades logísticas, quitarnos ropa de abrigo, etc... En mi caso, me cambié camiseta y maillot por sendas prendas secas, con lo cual me sentí verdaderamente renovado. Agustín también aprovechó para regenerarse echándose una buena siesta en la acera.

El terreno restante era más complicado de lo que cualquiera puede pensar, a lo que contribuían los más de 250 kilómetros que llevábamos en las piernas. Sin embargo, me sentí bien en la subida desde Pastrana. Después bajamos al valle del Tajuña, tan conocido por las brevets que organiza el club Pueblo Nuevo, y nos encontramos con uno de los platos fuertes del día, las inacabables rampas de subida hacia Horche, para mí inéditas. Un sol de justicia nos recibió en Horche a la hora del aperitivo. La plaza estaba llena de gente y nos costó encontrar un sitio donde sellar, porque no todos los establecimientos tenían sello, y los que lo tenían, no especificaba el nombre del pueblo.

Decidimos seguir hasta Tielmes, donde reservamos en el restaurante de la piscina municipal, para hacer una comida y descanso más largos. Los 40 kilómetros desde Pozo de Guadalajara a Tielmes se hicieron monótonos, en silencio. Todos estábamos deseando llegar a la comida. El calor era asfixiante, y como íbamos bien de tiempo, algunos decidieron dormir un rato. Estuvimos parados unas dos horas. Nos daba pereza volver a salir a pedalear al sol, pero finalmente sacamos fuerzas de flaqueza para afrontar los últimos 50 kilómetros de ruta. En las subidas de Valdelaguna y Aranjuez  el grupo iba completamente disperso, a lo que contribuyó aún más el postrero pinchazo de Agus en las últimas cuestas antes de alcanzar el altiplano de Yepes. No se sabe como, el bueno de Agustín se empeñó en llegar el último, y casi lo habría conseguido si no fuera por el esprint inverso que hicimos a la entrada de Yepes, en el que yo conseguí entrar por detrás, cerrando el grupo y dando por finalizada esta brevet casi a las 20 h, después de 17 horas y media de pedaleo efectivo.

Muy bonita brevet, en la que hemos recorrido cinco provincias y llegado a las estribaciones del Sistema Ibérico, pasando de un valle a otro por las cuencas de los ríos Guadiana, Júcar y Tajo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario